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"Bajo la protección de María queremos aprender a educarnos a nosotros mismos para llegar a ser personalidades recias, libres y sanas"

 

La personalidad expresa la originalidad y la misión única que tiene una persona.

Ser una personalidad no es tanto alcanzar la fama o popularidad, sino más bien una personalidad es una persona que se sabe única y especial, que descubre que es original y emprende la misión de ser esa persona única, y no una copia, que Dios diseño que fuera.

Ser personalidad es por tanto una tarea de conquista que dura toda la vida ya que Dios al crearnos tuvo una idea original, sin embargo con todo lo que nos toca vivir en el día a día ese plan original se ve desvirtuado y corrompido.

Es por ello que es una misión de conquista, de día a día, paso a paso perseverando en ese camino de toda la vida. Y el camino para que una persona llegue a ser una verdadera personalidad es la autoeducación:

Por un lado el esfuerzo personal y por el otro “el poder de la gracia”.

Ahora bien, qué papel tiene María en esto? En que nos es de provecho o necesario la figura de María en nuestro intento de ser la personalidad diseñada por Dios?

Pues María, no solo por ser madre de Dios, sino como persona que llego a ser personalidad de fé nos concede el regalo de su guía y compañía en el proceso de conquista de esa originalidad que no es más que alcanzar esa santidad pre-diseñada para nosotros por Dios.

La trasformación que María nos regala y que va obrando en nosotros el milagro de la santificación.

Ella, como madre y sierva de Dios, espera de nosotros un serio esfuerzo por alcanzar la santidad.

Hace tiempo que dejamos de ser niños pequeños, ahora debemos aprender a actuar guiados por principios sólidos y claramente conocidos.

Vendrán tiempos de dudas y entonces ni siquiera las prácticas religiosas nos ayudaran, solo la firmeza de nuestros principios nos puede ayudar.

Dios no quiere nuestra esclavitud, él nos quiere libres. Después de todo de eso trata en realidad la libertar, someter nuestra voluntad ante los superiores no por temor o coacción, sino porque libremente lo queremos, y cada acto racional de sumisión nos hace interiormente libres e independientes.

Pero esa actitud no podríamos conseguir con rebeldía de espíritu ni vida desordenada.

Por la autoeducación tratamos de ordenar los distintos estratos de nuestro ser, de tal manera que lleguemos a asemejarnos, nuestro ideal de fé, así como María.

Ella también fue desarrollando todos los estratos de su ser. Jesús mismo la educo en este aspecto. Recordemos en (Lc. 2,41-52) cuando Jesús tenía 12 años y se encuentra con ella en el templo, María venia 3 días buscándolo, pues reacciono humanamente desde sus sentimientos como toda madre, por su instinto maternal. Pero su inteligencia claramente le impidió actuar de manera instintiva, sabía que Jesús era Dios y la voluntad de Dios estaba primero por lo que guardaba todo eso en su corazón. Sus principios eran sólidos y concretos: Primero la voluntad de Dios, por encima de su impulso instintivo de madre.

Esa es la importancia de tener claros los propios principios, que sean claros y firmes de tal forma que cuando se presenten aquellas experiencias que nos afloran los instintos, puedan mas nuestros principios, frutos de la autoeducación, resultado de nuestra experiencia personal y la gracia de Dios, sean esos principios los que nos permita tener la misma actitud de anteponer la voluntad de Dios ante todo. Ahí seriamos verdaderas personalidades conquistando nuestra originalidad, nuestra santificación.

Cada día ofrezcamos a María un acto de voluntad venciendo nuestras ganas o caprichos para llegar a ser una personalidad firme a los ojos de Dios anhelando ser siervos humildes, pequeños y fieles del Señor, como ella lo fue.

 

 

Para el uso de éste articulo por otras fuentes, el siguiente crédito es requerido:

Material producido por r.c Revolución Cristiana Paragua

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