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MI AMOR Y FIDELIDAD A DIOS ME DEBE LLEVAR A IR MÁS ALLÁ QUE OBEDECERLE

“David sintió un gran deseo, y dijo: “¡Quién me diera a beber agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!”. Entonces los tres valientes se abrieron paso por el campamento de los Filisteos, y sacando agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta, se la llevaron y la trajeron a David. Pero él no quiso beberla, sino que la derramó para el Señor.”(2 Samuel 23, 15-16)

 

Cuando leemos éste pasaje bíblico y vemos el contexto, podemos dimensionar lo extremadamente peligroso y osado que fueron estos valientes integrantes de la tropa del Rey David. Piénsalo. Se encontraban en tiempo de guerra, sus enemigos habían tomado Belén y estos intrépidos soldados escucharon lo que decía el Rey David, ahora bien, David tiene un deseo y manifiesta ese deseo, no fue una orden, simplemente un profundo deseo exhalado desde el fondo de su ser “¡Quién me diera a beber agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!”, y ese suspiro fue suficiente para que esos tres valientes se pusieran en marcha. Luego sigue la historia diciendo que logran traer el agua a David pero él se rehúsa a tomarlo, pues se siente indigno, pues es consciente de lo que hicieron estos sirvientes, no era cualquier cosa, arriesgaron su vida solo por cumplir un deseo que él había manifestado, no se trataba de una orden, sino que era solo un deseo de su corazón, y ellos se arriesgaron a morir en el intento por complacerle, por eso es que él rey David expresa: “¿No es esto como la sangre de los hombres que fueron con peligro de su vida?”, y se lo ofrece como ofrenda a Dios.

 

Ahora bien, si nos ponemos a pensar en la actitud de estos valientes del campamento del Rey David encontramos una actitud admirable e imitable. Ellos arriesgan sus vidas por cumplir, no una orden del rey, sino por cumplir un deseo, que siquiera se los pidió, solo lo manifestó como un suspiro de profundo deseo, lo que prueba el gran amor y lealtad que tenían por su rey, y es esa lealtad y amor que los llevó a ir más allá de obedecer, sino de cumplir los deseos de su Rey. Esto me hace pensar que lo mismo debería suceder en mí con relación a los deseos de Dios.

 

Parecido a esa actitud de nuestros padres que cuando ven que queremos algo y lo deseamos tanto, pues ellos hacen lo que sea por poder regalarnos eso, y la verdad casi siempre lo consiguen; ese celular, esa ropa, aquel objeto de moda; en fin, hacen lo que sea por amor a nosotros, sus hijos, para conseguir eso que deseamos.Pues, esa debe ser nuestra actitud para con Dios, si de verdad es así como afirmamos, que amamos a Dios, es por amor y fidelidad a él que uno debe hacer lo posible por complacer los deseos de su corazón. No solo tenemos que limitarnos a ser obedientes, que también hay que serlo, sino que, insisto, mi amor y fidelidad por él me debe llevar a ir más allá que solo obedecerle, sino a dar la vida por complacerle los deseos de su corazón.

 

Ahora, la pregunta del millón es, pero cuales son los deseos de su corazón, y la respuesta la encontraremos leyendo su palabra. Mira, todo padre quiere ver el crecimiento y la realización de sus hijos, pues Dios que es nuestro Padre también.“Hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es otra cosa que la plenitud de Cristo. Entonces no seremos ya niños zarandeados y llevados por cualquier viento de doctrina o invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar. Por el contrario, estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo.” (Ef. 4, 13-15)

 

Dios quiere que nos realicemos como personas, y sabe la realización del ser humano está en Cristo, en ser imitadores de Cristo Jesús, por lo tanto su deseo es que busques ser como Cristo. Es decir, que defiendas su palabra como Jesús lo hacía, que tengas comunión con Él como Jesús lo hacía, que la gente te conozca como un hombre maduro y de buen testimonio como se le conoce a Jesús (único hombre sin mancha de pecado cometido), que tengas más compasión y misericordia, que no te avergüences de tu Padre que está en el cielo… en fin, todas esas virtudes que encontramos en la persona de Cristo a través de su palabra.

 

Entonces, ahora que conoces el deseo de de Dios ¡es tu decisión ir tras él! No importa si es una orden o no, si amas a Dios ¡esforzate! ¡Estudia su palabra, ora, asistí a la iglesia, comprométete a llevar su palabra a otras personas y pedí que Él cambie tu vida! No importa lo que arriesgues, si tenés que dormir menos o renunciar a algo. Lo que importa es usar tu vida sin reserva por amor y lealtad al Rey de reyes… ¡esforzate para cumplir el deseo del Rey!?

 

Para el uso de éste articulo por otras fuentes, el siguiente crédito es requerido:

Material producido por r.c Revolución Cristiana Paraguay

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