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CAMINO A LA RECTITUD - PART.4

 

En el anterior artículo: CAMINO A LA RECTITUD - PART.3 vimos que debíamos establecer un pacto con Dios y que este contrato es un pacto de gracia, pues a través de Jesucristo Dios nos dio un regalo que no merecíamos, la oportunidad de ser justificados por la constante trasgresión a su ley escrita en nuestros corazones. Vimos también como realizar ese pacto, y porque era necesario y solo a través de Cristo. Entonces, ser justos, ser rectos, es vivir tu parte del acuerdo con Dios, tu parte del contrato, de la alianza.

 

Ahora, ten presente esto: El pacto con Dios impacta tu vida cotidiana, San Pablo lo dijo de la sgte. manera: “Quisiera que saquen provecho de cada cosa y cada circunstancia, para que lleguen puros e irreprochables al día de Cristo, habiendo hecho madurar, gracias a Cristo Jesús, el fruto de la santidad. Esto será para gloria de Dios, y un honor para mí” (Fil.1 10-11) En el texto del cual se traduce esto encontramos que dice “que estén llenos del fruto de la salvación” y la palabra “llenos” tiene un significado como de “ser controlados”, de manera que el “el fruto de la salvación”, La Justicia, influya en tu vida, los teólogos llaman a esto ´Justicia Practica´, estas son las cosas buenas que son producidas dentro de tí por la presencia de Jesús en tu vida. ´Vivir una vida justa significa vivir tu parte del acuerdo´ Ahora bien, nuestra parte del acuerdo tiene muchas ramificaciones cotidianas: “«Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?» Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran mandamiento, el primero. Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt.22, 32-39) Ahora bien, es importante comprender que esta alianza con Dios no significa perfección. Tu acuerdo con Dios no significa perfección. Vivir una vida recta no tiene nada que ver con perfección. Uno es declarado justo en el momento en que entra a un acuerdo con Dios. Los teólogos le llaman a esto ´Justicia Imputada´, es decir que sos justo porque Dios dice que lo sos. Dios te atribuye su rectitud. Sin embargo esto no significa que vas a vivir una vida perfecta o que ya lo hayas alcanzado todo. Filipenses 3, 12: “No creo haber conseguido ya la meta ni me considero un «perfecto», sino que prosigo mi carrera hasta conquistar”

 

Romanos 7, 14-25: “Sabemos que la Ley es espiritual, pero yo soy hombre de carne y vendido al pecado. No entiendo mis propios actos: no hago lo que quiero y hago las cosas que detesto. Ahora bien, si hago lo que no quiero, reconozco que la Ley es buena. No soy yo quien obra el mal, sino el pecado que habita en mí. Bien sé que el bien no habita en mí, quiero decir, en mi carne. Puedo querer hacer el bien, pero hacerlo, no. De hecho no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Por lo tanto, si hago lo que no quiero, eso ya no es obra mía sino del pecado que habita en mí. Ahí me encuentro con una ley: cuando quiero hacer el bien, el mal se me adelanta. En mí el hombre interior se siente muy de acuerdo con la Ley de Dios, pero advierto en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi espíritu, y paso a ser esclavo de esa ley del pecado que está en mis miembros. ¡Infeliz de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, o de esta muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios, por Jesucristo, nuestro Señor! En resumen: por mi conciencia me someto a la Ley de Dios, mientras que por la carne sirvo a la ley del pecado” Y aunque ésto lo escribía San Pablo hace más de 2000 años atrás, si somos honestos, esta es la condición de cada uno de nosotros. Imaginate que si San Pablo no podía vivir una vida perfecta, ni vos ni yo tampoco. De manera que ´tu alianza impacta tu vida cotidiana´ y ´tu alianza no significa perfección´.

 

Ahora bien, es bueno que sepas que tu acuerdo con Dios incluye una provisión para el pecado. Cuando cometes un error no es que de repente llegas a ser una persona malvada, una vez que sos declarado justo por Dios a través de tu relación con Cristo jamás podrás ser una persona malvada, pero si podes ser una persona injusta porque podes pecar y de hecho vas a pecar. Es por eso hay una provisión especial para las faltas y esta es la ´Confesión´: “Pero si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad” (1Jn. 1, 9) De manera que una vida recta incluye una confesión regular de nuestras faltas, y por esforzarse por cerrar el espacio entre la justicia imputada y la justicia practica.

Una vez que entras en ese acuerdo con Dios hay un cambio interno en tu motivación y en tus intenciones.

Recordá, que este pacto irremediablemente debe afectar y manifestarse en tu vida cotidiana, ´por lo tanto por los frutos lo conoceréis´ ya lo decía El Maestro.

 

Entonces, este ´contrato´con Dios, ésta alianza, éste pacto, debe tener efecto directamente en nuestro diario vivir, y ademas vimos que es muy importante la confesion, aqui te dejo un link a un articulo de la sección de Revolucion Cristiana donde podras ver un articulo sobre lo que la teologia catolica llama confesion y una breve explicacion de que y cómo es (Dale clic al texto para redirigirte al articulo mencionado). Hasta aquí el articulo de hoy y no te pierdas la próxima semana la quinta y última parte de esta serie. Gracias y Bendiciones!

 

Para el uso de éste articulo por otras fuentes, el siguiente crédito es requerido:

Material producido por r.c Revolución Cristiana Paraguay

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